Si escribiera una novela y decidiera meter un personaje cuya sensualidad enigmática cautivase y diera un punto de "amor imposible" y de "quiéreme si te atreves" a la trama tendría que decidir si meto un personaje tipo
mujer fatal tradicional o el tipo de
mujer fatal fatal.
La mujer fatal tradicional se caracteriza por estar envuelta en un siniestro halo de misterio y belleza que capta la atención de los lectores o espectadores mediante elementos que pueden ser más o menos estereotípicos:
-fumando un cigarro cuyo humo enmarca su cara y da juego al movimiento y al color de sus labios.
-con un sombrero que semioculte su mirada.
-montada en un coche con cristales ahumados.
-sentada en una terraza o bar a una distancia inalcanzable.
Por ello siempre comienza siendo
un personaje meramente formal, y por ende vacío de contenido. El espectador rellenará a esta pieza secundaria con suposiciones pero sobretodo captará su curiosidad. Así la entrada de la mujer fatal consigue su primer objetivo:
distraer al espectador o lector de la trama principal. Cuando interesa mostrar su ocupación suelen desempeñar profesiones que denotan independencia y creatividad, relacionadas con el mundo del arte o el periodismo. Pero fuera del entorno profesional nada denota su alta vocación.
Durante el transcurso de la obra, la trama comienza a mirarla como un elemento escondido importante a tener en cuenta, para finalmente dar un giro y hacer ver que su condición no era de villana sino de víctima que sufría en silencio o de mera observadora. Pueden ocurrirle dos fenómenos; a saber:
1. Habiendo terminado su objetivo de distraer momentáneamente y de aportar pequeños elementos de acción e información a la intriga, la figura misteriosa
muere o directamente desaparece para no restar demasiado protagonismo a otros personajes femeninos. La mujer fatal desaparece casi igual que entró pero al ser borrada en un momento álgido de la obra, su desaparición no provoca el efecto llamativo de su entrada. El personaje formal desaparece un poco más lleno de contenido pero enterrada en circunstancias más relevantes.
2. La figura siniestra se transforma y se revela como
la mujer protagonista, más humana, sin tanto misterio pero cuya una entrada espectacular se ha quedado en la retina del espectador. La mujer fatal muta para ser un nuevo personaje más
rico y participativo, pudiendo pasar de personaje secundario casual a coprotagonista.
La mujer fatal fatal, o pseudo mujer fatal. Es un rol mucho más complejo que se apoya en la antigua imagen de la mujer fatal. Su halo de misterio sólo esconde más y más intrigas que abruman y suelen aburrir al espectador. Su figura sólo tiene sentido si es
protagonista indiscutible de la obra y todo gira realmente en torno a ella.
Son personajes cerrados y bastante planos, que no dialogan ni con el entorno ni con el espectador. Las tramas se producen en su cabeza y participan del mundo que la rodea de una forma maquinal tipo "
estímulo-respuesta" para lograr un objetivo o información.
Es un personaje principal de acción, que si se le rodea de
situaciones extremas puede ser muy enriquecedor; pero que si se mueve en ámbitos más
cotidianos puede aburrir ya que una vez se conocen sus obsesiones y objetivos es inevitablemente predecible o sorprendentemente decepcionante.
NOTA IMPORTANTE. Somos monos de repetición:
Estos estereotipos nacen de prototipos cuyo impacto en las mentes de la sociedad trascendió lo meramente creativo y artístico para
conquistar las esferas más íntimas y emocionales del colectivo. El ser humano es una animal observador que copia lo que le gusta. Así un prototipo de rol que queda grabado en el interior de las personas se acaba reproduciendo y redefiniendo hasta el infinito con obras artísticas que los usan y lectores o espectadores que los disfrutan, los copian y los desean; o también los aborrecen, cuando son fallidos.