jueves, 30 de mayo de 2013

Hacer casa


   Hay gente que hace casa.

   Los hay que llegan a casa y ya tienen la casa hecha.

   También están los que no necesitan casa hecha ni sin hacer.


   A saber:

   El nómada.

   Estos especímenes pueden vivir en casas ajenas de forma esporádica, pueden dormir y comer de cualquier manera, sin tiempos ni lugares fijos. Pueden llegar y acostarse en una cama con sábanas sucias o simplemente sin ellas. Pueden comer de pié, cualquier cosa y en cualquier lugar.

   Se las arreglan para conseguir el afecto y amor de cualquier parte y siempre de personas y lugares diferentes, por lo que no tienen ninguna atadura emocional hacia ninguna casa en concreto.

   Se sienten  atraidos por los ombliguistas y su mundo lleno de caprichos complejos.

   El resto de personas los suelen ver como unos nómadas modernos, una especie de nuevos bárbaros.

   El ombliguista.

   El ombliguista llega y ya tiene la casa hecha, por ello no suele valorar tanto la casa hasta que le falta.

   Aunque los ombliguistas necesitan un punto fijo, un lugar de origen, el único lugar donde poder resetearse protegidos de todos los meneos de la vida, están demasiado ocupados para fabricarse este lugar o si quiera pensar en ello.

   Igual que con su punto de origen, con las personas que quieren son extremadamente posesivos y controladores, ya que necesitan tener asegurada una fuente de afecto y atención constante hacie ellos. Por ello su modo de vida depende de la cantidad de hormiguitas que tienga a su alrededor.

   Desde su zona de confort, en su casa, tienen una perspectiva del mundo que nadie les puede discutir. Su objetivo es seguir construyendo y complejizando su visión de la vida desde su guarida sin peligro a que se rompa. Son personas que se pierden en sí mismas, en un mundo interior riquísimo sólo posible porque la casa, su fortaleza inexpugnable, les viene dada.

   La hormiguita:

   Estos tienen la manía o la afición de construir un orden sobre el cual poderse mover en soledad o con sus seres queridos. Suelen sufrir en silencio al ver que sus allegados no valoran igual que ellos este orden, pero a  algunos les compensa con creces verlos disfrutar, reír e incluso a veces estropear la casa. Porque lo que les satisface es poner a prueba esta casa creada por ellos, ya sea funcionando en soledad como viendo pulular a otros sobre ella.

   Se suelen quedar embelesados con el modo de vida despreocupado y aventurero de los nómadas, y muchas veces suelen gastar sus esfuerzos en ponerles una alfombra roja hacia un mundo creado específicamente para ellos.

   Llevan la palabra "logística" grabada en los genes. Son capaces de construir y ordenar casas ajenas sin planificación alguna, con total expontaneidad. Pero les cuesta relajarse y disfrutar de la vida, ya que les cuesta sobremanera moverse sobre un orden extraño y sienten que siempre queda algo por hacer.

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