jueves, 29 de septiembre de 2011

Ojos mutantes

Los objetos no dejan de mutar
sus formas, los colores.
Mais non,
¿De qué sirve mirar con los ojos?

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Terrorismo económico

Una opinión conspirativa:
US/UK utilizan la BBC para hacer mella en la confianza sobre el mercado europeo como estrategia de traspié a la posible hegemonía económica de Europa a largo plazo (a corto plazo todos sabemos que el desplome de europa influye negativamente a todo el mundo).
Desde luego el agente conspirador y su intención son meras especulaciones sin fundamento. Pero el efecto que puede producir un tipo trajeado y engominado, con supuesto nombre italiano, sugiriendo a los ciudadanos del mundo que saquen todo su dinero de los bancos puede ser catastrófico.
---> ¡Yo vi terrorismo económico en BBC News!      #alessiorastani


Vídeo de Alesio Rastani (sin subtitular)

Noticia comentada en El País

martes, 27 de septiembre de 2011

¿Música de discoteca?


Hace trinta y cinco años el ocio nocturno estaba en manos de gente seria.






No hay más que oir cómo se las gastaba
la Electric Ligth Orchestra en
"Out of the blue" (1977)

lunes, 26 de septiembre de 2011

Para hacer bien las cosas:

A: Toma una decisión clara y rotunda.
B: Siempre es más aconsejable que fluyas a través de las contingencias.
A: ¡Pero qué dices! Mejor equivocarse a tiempo que prolongar las agonías.
B: If it works...
Z: Exacto, lo difícil es ver la big picture.
      (silencio)
Z: Claro, que quien dijo esto intentó suicidarse dos veces antes de caer en la moraleja.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Leer asuntos nacionales en prensa internacional

Cuando los ingleses/estadounidenses te cuentan mejor que la prensa nacional lo que está pasando en tu país:
 Iternational Herald Tribune --> Spain’s Banking Mess

Espejo común para observar alma artificial

   Una estadística interesante sería un recuento de las veces que el ciudadano medio se mira al espejo. 


   Por supuesto no cuenta a este respecto la mirada distraída del acicalamiento rutinario. 


   De lo que hablo aquí es de esas veces se mira uno directamente y con intensidad a los ojos, a los gestos que muestran nuestras bocas, narices y arrugas faciales. Ese el paisaje y los detalles generados por hueso, cartílago, musculatura, piel y vello expresa hasta nuestra conciencia, pasando por los miedos y las motivaciones.Pero lo más interesante que se puede estudiar al mirar a nuestro otro yo es la identidad autogenerada, y por supuesto la máscara cargada de intención que la cubre. 


   Recuerdo que a mis diez años hacía el ejercicio de mirarme la jeta de forma más o menos periódica. Intentaba con no poco esfuerzo memorizar milimétricamente las suaves curvas y oquedades de la parte frontal de mi cabeza. Lo que me obsesionaba de esta actividad era la sorprendente capacidad de mutación que tenía el físico facial, que me lanzaba una imagen distinta ya no cada año o mes por la época de pubertad, sino cada minuto o segundo que prolongaba mi observación. 


   Me daba cuenta de que la imagen que analizaba no era otra cosa que un amalgama en estado líquido, una mezcla entre un artificio egocéntrico en desarrollo y la naturareza incontrolable que también muta con los traumas del día a día. 


   Era un bonito ejercicio de "éste es mi bólido, más me vale conocerlo". Aunque los resultados no fueran determinantes ni ayudaran en nada a mi desenvoltura con el resto de mortales, me parecía un deber moral. Y la explicación poseía una sencillez aplastante: pienso-->existo-->compruebo existencia-->pienso-->....


   Bueno, en verdad el orden de pienso<-->existo me daba igual, porque eran cosas que me parecían obvias y banales. Existir y pensar ya lo estaba haciendo; lo difícil venía en proceso que atañe a la conciencia de uno mismo. Se me escapaban todos los detalles de mi naturaleza en el mundo.    


    Y es que la complejidad de la naturaleza humana viene dada por la manera eficaz en que se procesan las operaciones de prueba y error en nuestro subconsciente. 


   Con los años la imagen proyectada del propio ser se va distorsionando, complejizando y amoldando para complacer la visión de terceras personas. Mientras, el núcleo emocional incognoscible donde se guarda nuestra verdadera esencia no sólo sigue mutando por los pequeños y grandes traumas vitales, sino que además se hunde en aquella maraña de la imagen artificial lanzada al exterior, así como los escombros de las partes que se han tenido que sustituir.


   La experiencia nos ha dicho que la sustancia de la que estamos hechos sólo se puede evaluar a través de nuestras acciones, y ahora sabemos la diferencia entre acción y actuación.  


   Puede ser también que la materia esencial de la que están hechas las personas no sea tan singular ni mutable en cada individuo y que sólo nos caractericen los complementos autogenerados.
   
   Quizá no seamos capaces de lanzar una mirada hacia el interior de nuestras pupilas por el temor a ver en su oscuridad una gran chapuza automática embebida en fragmentos de identidad obsoletos.  

Guiones como novelas

O cómo meter 6 personajes y sus relaciones mutantes en 130 minutos. Me encanta e inquieta la foto del cartel.









All about Eve (1950). Galardones: infinitos e irrelevantes

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Política internacional mitológica

Un recorrido por la actualidad de la política y la economía mundial a través de referencias mitológicas, literarias y cinematográficas. En verdad me he propuesto leer y visionar todo lo que me ha propuesto el Sr. José María Ridao en este artículo:


Occidente ya no es Occidente


Tengo claro que conseguiré estas tres películas del director canadiense Denys Arcand a toda costa:


El declive del imperio americano
Las invasiones bárbaras 
La edad de las tinieblas

Eurythmics


Dictador o sometido.

Niño malacostumbrado o pobre de espíritu.

Director o guionista.

Actor o marionetista.

Siempre son las dos caras de la misma moneda, 
la misma que elige al azar nuestros vicios.


Mas en esta materia no hay términos medios:

Algunos quieren utilizarte,                                           
otros quieren que los utilices.                                    


*Retrato de Annie Lenox

sábado, 17 de septiembre de 2011

Hay que barrer

Aislado en un mar de libertad.
Encadenado al movimiento continuo.
Reacciones coartadas por el qué dirán
y sin embargo espontáneas.

Mentiras a medias y verdades nunca dichas,
y las caricias oportunas
adocenan mi alma en la oscuridad,
detrás del telón.

Hay que barrer por aquí,
se ha ido acumulando el polvo
en esta penumbra gris
tan humana como el aburrimiento.

Los arquitectos de la inmundicia comunicativa

Todos hablamos sobre la nada
nadie dice lo que nadie quiere oír,
complacencia de reprimidos automáticos.
Somos los arquitectos de la inmundicia comunicativa.
Fabricamos diálogos que nacen ya muertos
drogábamos nuestros espíritus durante su gestación.

Escuchar automáticamente no es lo mismo
que escuchar de manera automática.

Los zombis autómatas que vomitan en colectividad
comparten sus excrecencias y asienten.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Espíritus mórbidos

Espíritus mórbidos que compiten en una carrera absurda
quieren comprobar quién está más cebado de ilusiones superfluas.

Penoso espectáculo de emuladores de inteligencia.

Revelaciones como bofetadas nos expulsan 
del ensimismamiento inherente a la inmadurez. 

jueves, 15 de septiembre de 2011

Ensalada de conceptos: El urbanismo acelerado asiático

Hong Kong, Calcuta, Delhi, Bombay, Shangai.------> Caos, prostitución, anacronismo, diversidad, ritmos desacompasados

Kioto, Tokio, Seúl.--------> Orden, alienación, constancia, monotonía, ritmos armónicos.

FACTORES COMUNES:
Hipercomplejidad, expansividad, vanguardia urbanística irreflexiva, rentabilizadores y exprimidores de la energía y la masa humana.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/asfalto/apodera/Asia/elpepusoc/20110915elpepusoc_4/Tes

martes, 13 de septiembre de 2011

Visiones urbanas desgarradoras... (2ª parte)

De cómo las ciudades se comen a las personas
<<¿Y si sucediera algo? ¿Si de golpe la ciudad se pusiera a palpitar? Entonces comprenderían que está aquí y les parecería que el corazón iba a estallarles. ¿Entonces de qué les servirían sus diques y sus murallas, y sus centrales eléctricas, sus altos hornos, sus prensas hidráulicas? Puede suceder en cualquier momento, quizá en seguida; éstos son los presagios. Por ejemplo, un padre de familia de paseo vera acercársele, por la calle, un guiñapo rojo como empujado por el viento. Y cuando el guiñapo esté muy cerca, verá que es un trozo de carne podrida, manchada de polvo, que se arrastra reptando, brincando, un pedazo de carne torturada que rueda por las alcantarillas proyectando espasmódicos chorros de sangre. O una madre mirará la mejilla de su hijo y le preguntará: “¿Qué tienes ahí? ¿Un grano?” y verá que la carne se hincha, se resquebraja un poco, se entreabre, y en el fondo de la grieta aparecerá un tercer ojo, un ojo risueño. O sentirán suaves roces en todo el cuerpo, como las caricias que los juncos hacen a los nadadores en la ribera. Y sabrán que sus ropas se han convertido en cosas vivas. Y otro encontrará que algo le raspa en la boca. Y se acercará a un espejo, abrirá la boca; y su lengua se habrá convertido en un enorme ciempiés vivo, que agitará las patas y le arañará el paladar. Querrá escupirlo, pero el ciempiés será una parte de sí mismo y tendrá que arrancárselo con las manos. Y aparecerán multitud de cosas para las cuales habrá que buscar nombres nuevos: el ojo de piedra, el gran brazo tricornio, el pulgar-muleta, la araña-muleta. Y aquél que esté dormido en su buena cama, en su dulce cuarto caliente, se despertará desnudo en un piso azulado, en un bosque de vergas zumbantes, erguidas, rojas y blancas, hacia el cielo, como las chimeneas de Jouxtebouville, con grandes testículos medio salidos de tierra, velludos y bulbosos, como cebollas. Y revolotearán pájaros alrededor de estas vergas y las picotearán y las harán sangrar. El esperma correrá lenta, dulcemente, de esas heridas, esperma con sangre, vidrioso y tibio, con burbujitas. O no sucederá nada de todo esto, no se producirá ningún cambio apreciable, pero una mañana, al abrir las celosías, las gentes quedarán sorprendidas porque las cosas estarán pesadamente rasgadas de una especie de sentido horrible, como si esperaran. Nada más que esto; pero por poco que dure, habrá cientos de suicidios. ¡Bueno, sí! Que algo de esto cambie un poco, para que podamos observarlos; no pido otra cosa. Entonces veremos a otros bruscamente sumidos en la soledad. Hombres solos, completamente solos, con horribles monstruosidades, correrán por las calles, pasarán pesadamente delante de mí, con los ojos fijos, huyendo de sus males y llevándolos consigo, con la boca abierta y su lengua-insecto batiendo las alas.
Entonces lanzaré una carcajada, aunque mi cuerpo esté cubierto de sucias costras opacas que se abrirán en flores de carne, en violetas, en ranúnculos. Me apoyaré en una pared y les gritaré al pasar: “¿Qué habéis hecho de vuestra ciencia? ¿Qué habéis hecho de vuestro humanismo? ¿Dónde está vuestra dignidad de cañas pensantes?” No tendré miedo, o por lo menos no más que en este momento. ¿Acaso no será siempre existencia, variaciones sobre la existencia? Todos esos ojos que devorarán lentamente un rostro, estarán de más, sin duda, pero no más que los dos primeros. La existencia es lo que temo.
Cae la noche, las primeras lámparas se encienden en la ciudad. ¡Dios mío! Qué natural parece la ciudad a pesar de todas sus geometrías, qué aplastada por la noche. Es tan... evidente, desde aquí: ¿es posible que yo sea el único en verlo? ¿No hay en ninguna parte otra Casandra, en la cima de una colina, mirando a sus pies una ciudad sumergida en el fondo de la naturaleza? Por lo demás, ¿qué me importa? ¿Qué podría decirle?
Muy despacito mi cuerpo se vuelve hacia el este, oscila un poco y echa a andar.>>


*Fragmento de “LA NAUSEA” (1938) de Jean-Paul Sartre

lunes, 5 de septiembre de 2011

El aburrimiento de los hombres

<<Casi todos los hombres nos aburrimos inconscientemente. El aburrimiento es el trasfondo  de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las novelas y el amor. La niebla de la vida rezuma un dulce aburrimiento, licor agridulce. Todos estos sucesos cotidianos, insignificantes; todas estas dulces conversaciones con que matamos el tiempo y alargamos la vida. ¿Qué son sino dulcísimo aburrimiento?


¡Oh Eugenia, mi Eugenia, flor de mi aburrimiento vital e inconsciente, asísteme en mis sueños, sueña en mí y conmigo! -Y quedóse dormido.  >>




*Fragmento de "Niebla" (1907), una nivola escrita por Miguel de Unamuno.

Beware of the modern kids

Vayamos al centro a ver a los niños urbanitas.
Vayamos al centro a hablar con los niños modernos.
Verás que cuando lleguemos vendrán a comer de nuestra mano
mientras usan palabras que les quedan grandes y no entienden del todo.

Están hablando:

Rococo rococo rococo rococo
Rococo rococo rococo rococo

Construyen cosas sólo para derribarlas.
Todo lo que están creando lo incineran al momento
remolinos de viento empujan las cenizas.
¡Dios mío, qué es esa horrible canción que cantan!

Rococo rococo rococo rococo
Rococo rococo rococo rococo

Parecen salvajes pero son tan dóciles...
son peligrosos e inofensivos a la vez.
Se te acercan esas criaturas de colores iguales.
Te quieren poseer
pero no conocen bien el juego al que están jugando.

Rococo rococo rococo rococo
Rococo rococo rococo rococo
¡Rococo!




*Interpretación de la letra de la canción "Rococo" (The Suburbs, Arcade Fire

domingo, 4 de septiembre de 2011

En la vida y en el arte


El retrato de un amigo mío que se dedicó a sembrar de escándalo y desaprobación los entornos más altivos de Londres.

<<Si bien era cierto que fascinaba a muchos, había ya bastantes personas que desconfiaban de él. Casi estuvieron a punto de negarle la admisión en un club del West End, pese a que su cuna y su posición social justificaban plenamente que se le diera una respuesta afirmativa; también se contaba que, en una ocasión, al llevarle uno de sus amigos al salón para fumadores del Churchill, el duque de Berwick y otro caballero se pusieron en pie con mal gesto y se retiraron. Curiosas historias acerca de su persona empezaron a hacerse frecuentes una vez que cumplió los veinticinco años. Se rumoreaba que se le había visto peleándose con marineros extranjeros en un local de pésima reputación en las profundidades de Whitechapel, e igualmente que se relacionaba con ladrones y monederos falsos y que conocía todos los misterios de sus oficios. Sus sorprendentes ausencias se hicieron famosas, y cuando reaparecía entre la buena sociedad, la gente cuchicheaba en los rincones, o dejaba escapar una risa burlona al pasar a su lado, o lo miraba con fríos ojos interrogadores, como si estuvieran decididos a descubrir su secreto. Dorian Gray, por supuesto, no prestaba la menor atención a tales insolencias y desprecios deliberados y, en opinión de la mayoría, su naturalidad y su aire jovial, su encantadora sonrisa adolescente y la gracia infinita de la maravillosa juventud que parecía no abandonarle nunca, eran por sí solas respuesta suficiente a las calumnias, porque así las calificaba la mayoría, que circulaban acerca de él. Se señalaba, de todos modos, que algunas de las personas con las que había tenido un trato más íntimo parecían, al cabo de algún tiempo, evitarlo. Mujeres que manifestaron hacia él una adoración sin limites, que desafiaron por él la censura de la sociedad y que prescindieron de todas las convenciones, palidecían de vergüenza y horror si Dorian Gray entraba en el salón donde se encontraban.
Aquellos escándalos susurrados sólo servían, sin embargo, a ojos de muchos, para acrecentar su extraño y peligroso encanto. Su gran fortuna era, indudablemente, un elemento de seguridad. La sociedad, la sociedad civilizada al menos, nunca está muy dispuesta a creer nada en detrimento de quienes son, al mismo tiempo, ricos y fascinantes. Siente, de manera instintiva, que los modales tienen más importancia que la moral y, en su opinión, la respetabilidad más acrisolada vale muchísimo menos que la posesión de un buen chef. Y, a decir verdad, consuela muy poco saber que la persona que te invita a una cena execrable o que te sirve un vino de mala calidad es irreprochable en su vida privada. Ni siquiera las virtudes cardinales justifican unas entrées semifrías, como señaló en una ocasión lord Henry en un debate sobre aquel tema; y existen sin duda excelentes razones para sostener ese punto de vista. Porque los cánones de la buena sociedad son, o deberían ser, los mismos que los cánones del arte. La forma es absolutamente esencial. La vida social debe tener la dignidad de una ceremonia, y también su irrealidad, y combinar la insinceridad de una comedia romántica con el ingenio y la belleza que la dotan de encanto para nosotros. ¿Acaso la insinceridad es una cosa tan terrible? Yo creo que no*. Es, sencillamente, un método que nos permite multiplicar nuestras personalidades.>>



*Esta sentencia final representa la única vez en que la voz del narrador, Oscar Wilde, utiliza la primera persona del singular en la novela de la que procede este extracto; “El retrato de Dorian Gray”. 

sábado, 3 de septiembre de 2011

Los pilares del régimen

Aisha Gadafi posando junto a un pilar ruinoso de hormigón armado de Trípoli (Abril de 2011). La simple y vulgar intención  del fotógrafo era la de ofrecer a los ciudadanos libios la sensación de que lo mejor de la familia Gadafi les acompaña a pie de calle. Lo que no sabían ni el fotógrafo ni la real hija es que el acero desnudo no significa nada estructural si no está embebido en hormigón compacto.
Pilar y princesa ofrecen la misma estampa penosa al estar ambos desposeídos del abrazo de la masa, ya que queda al descubierto su inutilidad en el mundo. Porque si es verdad que la potencia de una estructura la da el acero, la masa le otorga la estabilidad.
Sólo queda la certeza de que la familia de uno de ellos siempre actuó con auténtica nobleza en el pasado.

¡Cyanistes a la mar!

Hace más de cinco millones de años, en la costa norte del continente que hoy llamamos África se generó y extendió una subespecie de ave de la familia del gorrión; un pajarillo de color pardo de los que andan dando saltitos y baten las alas con hiperactividad.
El año 5.952.322 antes de Jesucristo se caracterizó por el hecho de que unos cuantos individuos de esta especie pequeña e inquieta, al que más tarde los estudiosos llamarían en un latín generalizante Parus, se aprovechó de la total desecación del mediterráneo que acontecía por aquella época para pisar por primera vez la costa europea.
Este grupúsculo colonizaría el nuevo continente acomodándose a sus distintas condiciones climáticas sin mucho esfuerzo genético. Los londinenses a día de hoy toman el té mientras reconocen asombrados la inteligencia de algunas de estas criaturitas plumíferas al ser capaces de abrir las botellas de leche que el lechero deja en las puertas de sus casas.
Sin embargo, cuatro millones de años antes de que el Homo Hábilis empezara a manipular la piedra, algunos de los numerosos Parus que decidieron quedarse en el continente africano se aburrían. Pese a no ser un ave migratoria, fue presumiblemente el enorme hastío que les producía la costa africana lo que los impulsó a adentrarse en el interminable mar del Oeste sólo pertrechados con alguna rama o tronco que hiciera de esquife y el viento a su favor. ¡Y lo hicieron muchos! Prueba de ello es que los que no perecieron en el azul interminable llegaron a unas islas a cien kilómetros de la costa más occidental.
Y no sólo llegaron, sino que procrearon y volvieron a embarcar sus destinos, hasta siete veces con buen tino. Al final, con quinientos kilómetros netos recorridos, habían colonizado siete islas de naturaleza volcánica, con abundante vegetación frutal y un clima que sus homólogos europeos sólo encontraron a miles de kilómetros de su tierra originaria.
En estas islas, la especie fue adaptando sus costumbres alimentarias a las posibilidades de cada peñasco, y modificando su plumaje como en pos de encontrar una bandera que nos permita hoy su identificación a través de las cámaras de nuestros móviles enciclopédicos. Así, actualmente sabemos que el singular gorrión de plumaje azul intenso, pecho amarillo y cabeza negra es una variante generada en las Islas Canarias que contrasta con sus homólogo europeos y africanos de color marrón.
Dando un gran salto en el tiempo, Lineo describió en 1758 a un pajarillo de plumaje azul en su Systema naturae. Por el color, adjetivó Cyanistes al nombre Parus. Se trataba de otra subespecie similar a la canaria que se había extendido por Europa y África pero éste tenía la cabeza azul, no negra. En aquel entonces, la historia y la ciencia apuntaron sin acierto que esta nueva especie de gorrión de plumaje azul y verde y cabeza azul era la rama madre del grupo más pequeño que más tarde registrarían, el endémico de Canarias. A la primera la llamaron Herrerillo Común (Parus Cyanistes Caeruleus) y se había extendido ya por Europa, África y parte de Asia. La segunda, muy parecida, sólo existía en las islas antedichas y parte del Oeste de África, y se la llamó Herrerillo Africano (Parus Cyanistes Teneriffae) .


La ciencia y la historia son disciplinas que ganan en credibilidad cuanto más desmienten afirmaciones pasadas a favor de conclusiones cada vez más complejas, puesto que complejo es nuestro mundo. Lo cierto es que ahora se pregona a los cuatro vientos que hubo un momento, en que el Parus Cyanistes teneriffae, la variante canaria, se aburrió una vez más en las islas volcánicas del Atlántico y volvió a su continente originario extendiendo su plumaje azul por África y quitándose el casco negro al ver el largo camino que le quedaba por recorrer cuando llegó de nuevo al Oriente Medio. Hace más de cinco millones de años.


*Fuente inductora noticia de EL PAíS
Foto izq: Parus Lophophanes Cristatus (fuente wikipedia)
Foto centro: Parus Cyanistes Teneriffae  (autor: J. Sagardía )
Foto der: Parus Cyanistes Caeruleus  (fuente wikipedia)

viernes, 2 de septiembre de 2011

Visiones urbanas desgarradoras...

...de cómo las ciudades se comen a las personas.
<<Regresaré mañana a Bouville con el tren de mediodía. Me bastará quedarme dos días, para hacer las valijas y arreglar mis asuntos en el banco. Pienso que en el hotel Printania querrán que les pague una quincena de más porque no les avisé. También tendré que devolver a la biblioteca los libros que he sacado. De todos modos estaré de vuelta en París al fin de la semana.
¿Y qué ganaré con el cambio? Es lo mismo: una ciudad; ésta está cortada por un río, la otra bordeada por el mar; salvo en esto son parecidas. Se escoge una tierra pelada, estéril; allí se llevan grandes piedras huecas. En esas piedras hay olores cautivos, olores más pesados que el aire. A veces los arrojan por las ventanas a las calles y allí se quedan hasta que los vientos los hayan desgarrado. Cuando el tiempo es despejado, los ruidos entran por una punta de la ciudad y salen por la otra, después de atravesar todos los muros; otras veces giran entre esas piedras que cocina el sol, que raja la helada.
Las ciudades me dan miedo. Pero no hay que salir de ellas. Si uno se aventura demasiado lejos, encuentra el círculo de la Vegetación. La Vegetación se ha arrastrado kilómetros enteros en dirección a las ciudades. Aguarda. Cuando la ciudad esté muerta, la Vegetación la invadirá, trepará por las piedras, las estrechará, las escudriñará, las hará estallar con sus largas pinzas negras; cegará los agujeros y dejará colgar por todas partes sus patas verdes. Hay que quedarse en las ciudades mientras estén vivas, no se debe penetrar solo bajo la gran cabellera que está a sus puertas; es preciso dejarla ondular y crujir sin testigos. En las ciudades, si uno sabe arreglárselas, escoger las horas en que los animales digieren o duermen en sus agujeros detrás de los montones de detritos orgánicos, sólo se encuentran minerales, los existentes menos horrorosos.
(…)
Miro, a mis pies, el centelleo gris de Bouville. Bajo el sol, es como montones de conchas, escamas, huesos astillados, casquijo. Perdidos entre esos restos, minúsculos resplandores de vidrio o de mica lanzan con intermitencias luces ligeras. Los arroyuelos, las zanjas, los delgados surcos que corren entre las conchas serán calles dentro de una hora; caminaré por esas calles, entre muros. Dentro de una hora seré uno de esos hombrecitos negros que distingo en la calle Boulibet.
Qué lejos de ellos me siento, desde lo alto de esta colina. Me parece que pertenecen a otra especie. Salen de las oficinas, después de la jornada de trabajo, miran las cosas y las plazoletas con aire satisfecho, piensan que es su ciudad, “una hermosa ciudad burguesa”. No tienen miedo, se sienten en su casa. Nunca han visto otra cosa que el agua domesticada que sale por los grifos, la luz que surge de las bombillas eléctricas cuando se hace presión en el interruptor, los árboles mestizos, bastardos, sostenidos con horquetas. Cien veces por día tienen la prueba de que todo se hace mecánicamente, que el mundo obedece a leyes fijas e inmutables. Los cuerpos abandonados en el vacío caen todos a la misma velocidad, el jardín público se cierra todos los días a las dieciséis en invierno, a las dieciocho en verano, el plomo se funde a 335°, el último tranvía sale del Ayuntamiento a las veintitrés y cinco. Son apacibles, un poco taciturnos, piensan en Mañana, es decir, simplemente, en un nuevo hoy; las ciudades sólo disponen de una sola jornada que se repite, muy parecida, todas las mañanas. Apenas la adornan un poco los domingos. Imbéciles. Me repugna pensar que volveré a ver sus caras gruesas y tranquilas. Legislan, escriben novelas populistas, se casan, cometen la extrema estupidez de tener hijos. Entre tanto, la gran naturaleza vaga se ha deslizado en la ciudad, se ha infiltrado en todas partes, en sus casas, en sus oficinas, en ellos mismos. No se mueve, permanece tranquila, y los hombres están bien metidos dentro, la respiran y no la ven, se imaginan que está afuera, a veinte leguas de la ciudad. Yo veo esa naturaleza, yo la veo ... Sé que su sumisión es pereza, sé que no tiene leyes: lo que ellos toman por constancia... Sólo tiene hábitos y puede cambiarlos mañana.>>


*Fragmento de “LA NAUSEA” (1938) de Jean-Paul Sartre  

jueves, 1 de septiembre de 2011

El segmento de costa predecible

9:00 AM Me sorprendo al no oír el oleaje en el momento que abro la ventana. <<¡Mareas bajas mañaneras!>> 
Penetro con la nariz la ventana y la sumerjo en la ligera brisa marina, que hoy también se ha levantado perezosa, y descubro en el aire:

-Moluscos de concha espiral y carcasas vacías de cangrejos calentándose al sol oblicuo.
-Algas tricolor sobre arena seca, húmeda y bañada.
-Minigambas transparentes que sólo saben a mar.
-Pececillos de charco huidizos de los que sólo saben comer y defecar en su mundo extralimitado.
-Un chucho oreándose, pleno durante su descomposición aérea.

11:30 AM Estómago lleno de desayuno ordinario, salgo a pisar la arena con mis propios pies. 
Miro la costa hecha de charco, piedra y arena; 
En efecto. Ahí estaban todos alineados.



*Chucho: También llamado pez obispo es una especie acuática de la familia de las mantas y las rayas que no supera los 70cm de “envergadura” (siempre con el meñique en alto).