Una sustancia densa y oscura,
un humor desagradable,
odio viscoso,
rezumando por los poros de la piel.
Dos dedos juegan divertidos con la sustancia,
inconscientes de su naturaleza.
.
La otra mano, mientras,
coge el cuchillo de la mesa con decisión.
Raspa la hoja sobre el brazo contrario
y acumula una porción cual mermelada.
El fluido malnacido, es untado
con cuidado, e incluso cariño,
sobre una oblea dulce y aromática.
La oblea constituye vehículo gastronómico
a la vez que máscara sensitiva.
El compuesto gastronómico es consumido de nuevo
por el mismo sujeto que lo excretó,
involuntariamente en un momento de dicha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario