El mar a tus espaldas.
Sabes cómo funciona,
no le tienes miedo
confías en él y dejas que te acune.
Pasivo ondular con un ritmo lógico
te arrastra a tomar decisiones.
Inconsistencia fluida, aliada traicionera
de los que no tienen nada que perder.
El cielo como estrato material.
Un volumen que es el negativo del mar,
Un estrato desaprovechado (nos movemos planarmente).
En la dimensión desperdiciada
En la dimensión desperdiciada
alguien, algo o la nada, observa
y nos baña en soledad.
La brisa y las nubes, nos dicen,
también tienen densidad y peso.
La costa, referencia inequívoca.
La línea de tierra es mucho más que su nombre,
no sólo una referencia estática
arropada por vaivenes.
Casi sin mirarla orienta y afianza,
y sentir el orgullo de ser un objeto sólido
sobre la superficie líquida.
No olvidar:
la orilla es a la vez
origen y destino.
Las olas.
Un fenómeno banal y divertido.
Cabalgar las blancas crestas
es lo de menos.
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