Herido en soledad, el espacio y sus habitantes se revelan como un universo de peligros velados.
Cuando nadie me mira, los engranajes emocionales ahora anquilosados, quiebran en movimiento armónico.
Todos aquellos virtuosos mecanismos complejos se tornan obsoletos y complicados.
En ese momento me asalta el mayor de los miedos, el miedo a la simpleza. Pero la sencillez...
¿Qué hay de malo en ella?
Analizadas las diferencias entre lo banal y lo vulgar decido sumergirme en el mar de terceras personas.
Leves esfuerzos para disolver mi mente en el estanque humano, en esa sustancia sepia de olor tranquilizador a la vez que excitante.
Observo patrones, maneras y modas de comportamiento y recuerdo que el objeto de la expedición es la comunión, no la normalización.
Se acerca alguien amenazándome con una sonrisa.
Y así, comienza una nueva aventura.
Cuando nadie me mira, los engranajes emocionales ahora anquilosados, quiebran en movimiento armónico.
Todos aquellos virtuosos mecanismos complejos se tornan obsoletos y complicados.
En ese momento me asalta el mayor de los miedos, el miedo a la simpleza. Pero la sencillez...
¿Qué hay de malo en ella?
Analizadas las diferencias entre lo banal y lo vulgar decido sumergirme en el mar de terceras personas.
Leves esfuerzos para disolver mi mente en el estanque humano, en esa sustancia sepia de olor tranquilizador a la vez que excitante.
Observo patrones, maneras y modas de comportamiento y recuerdo que el objeto de la expedición es la comunión, no la normalización.
Se acerca alguien amenazándome con una sonrisa.
Y así, comienza una nueva aventura.