A veces parece que uno se siente a gusto pensando que nuestro ser más emocional, personal, el más puro, es infranqueable e infalible. Pero la única verdad es que la materia de la que estamos hechos por dentro y por fuera, no es de una solidez ni muchísimo menos defensiva. La sustancia que nos conforma se me antoja más como una especie de plasma por defecto cuyo comportamiento es imposible de controlar. Este plasma tiene la cualidad de cambiar sus propiedades instintivamente fluyendo de las distintas maneras:
1. Como grava de granulometría variable (el estado más controlable dentro del descontrol).
2. Como un líquido densidades y visconsidades cambiantes.
3. Como un gas.
Que se pretenda revestir esta sustancia fundamental con artificios de solidez de poca garantía de resistencia, con la variedad universal de golpes que tiene el mundo, me parece de por sí un acto belicista y, si no suicida, sadomasoquista. Puesto que toda defensa se dispone para recibir ataques.
Un callo en el pie es, sin embargo, una dureza autogenerada en un tejido conformado en su mayor parte por agua. Es tejido muerto concretamente.
"Be water my friend!" es una expresión surgida de nosequé programa de la tele.
Esto es como en las estructuras, "lo que no es flexible, se rompe".
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