Por fin la rueda se mueve con el mundo al compás de un engranaje,
los objetos comienzan a tener peso calculable
y el aire densidad masticable.
Los golpes del viento ahora son empujones de vida,
y los olores colorean el paisaje como caminos al infinito.
La fuerza de gravedad es más constante que nunca.
El mundo ahora es un poco más plano, pero más apasionante;
vectores de movimiento desafiantes lo llenan.
La inercia a vuelto al terreno de juego.
también la echaba de menos.
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